Mi nombre es Santiago Cuggino, soy de Río Cuarto, tengo 22 años y estoy en 5º año del Seminario y este es mi testimonio vocacional.

Santiago Cuggino

Etapa Configuradora

Para poder contarte mi historia, lo dividí en cuatro etapas (no necesariamente cronológicas) que yo denomino de la siguiente manera: mi familia, Comunidad Convivencia con Dios, Parroquia/capilla y Seminario.

Mi familia

Si tengo que hablar de mi vocación, indudablemente tengo que comenzar por mi familia. En ella hablar de Dios era “moneda corriente”, aprendí valores que forjaron mi identidad y me acercaron a Dios, tuve como hábitos el ir a misa y el tener a Dios presente en mi vida cotidiana, tanto en la oración como en otros aspectos. En definitiva, en mi familia comenzó mi amistad con Dios.

Comunidad Convivencia con Dios

Esta segunda etapa está caracterizada por un camino de ir asumiendo de a poco esa amistad linda que mi familia me había enseñado. ¿Cómo Dios me fue guiando? Lo hizo a través de un movimiento laical presente en la diócesis llamado “Comunidad Convivencia con Dios”, que ofrece retiros de impacto y de crecimiento espiritual. Fue justamente haciendo unos de estos retiros (llamado Convivencia con Cristo) en el cual me surgió la pregunta “¿Por qué no cura?”. Esa pregunta fue suficiente para que me comenzara a plantear la vocación al sacerdocio, lo comenté con mi párroco y ahí comencé el discernimiento.

Parroquia/Capilla

Esta tercera etapa atraviesa un poco la anterior y es una primera respuesta a la invitación de Dios a discernir mi vocación en una comunidad parroquial específica con todas sus particularidades. Fue en la parroquia San Roque, más específicamente en la capilla de Jesús Misericordioso y Nuestra Señora de San Nicolás en donde participé cada sábado compartiendo la catequesis y dando una mano en lo que hiciera falta y pudiera hacer, todo mientras discernía mi vocación y la posibilidad de ingresar al seminario. Es en esta etapa donde Jesús se volvió lo más importante, todo lo que me hacía feliz tenía que ver con Cristo.

Luego de dos años yendo al seminario una vez al mes y colaborando en la parroquia y en la capilla con la catequesis, sentía en mi corazón una confirmación que decía algo como “dale, seguí, es por acá”. Cada día, cada mes que pasaba me sentía más invitado a entregar la vida en el sacerdocio al modo de Cristo, a amar al modo de Cristo.

Seminario

Y es así que en el año 2016, luego de terminar el secundario, ingresé al seminario y aquí comienza la cuarta etapa. En estos 5 años de seminario, de tiempo en el cual no han faltado experiencias hermosas como también crisis, Dios se las ha ido ingeniando para llamarme y mostrarme su Amor una y otra vez. Y aquí estoy hoy, feliz por seguir a Cristo en este camino.

En conclusión, considero que Dios llama desde siempre, a dar pasos que parecen pequeños pero que son firmes y concretos y que nos llevan a Él. Debemos pedirle la gracia de saber escuchar y de dejarnos guiar por las personas que Él mismo nos va poniendo en el camino. “¡Animo, levántate! Él te llama” (Mc. 10, 49)