Llegada de los Seminaristas
Llegada de los Seminaristas

El pasado sábado 7 de diciembre el Seminario peregrinó al Santuario del Santo Cristo de Reducción. Seminaristas y formadores caminaron a Reducción para agradecer por todo lo vivido en este año y por el regalo de la vocación. Así mismo, se pidió a Dios por todos los jóvenes que se sienten llamados al sacerdocio, para que puedan descubrir la vocación, ser acompañados y responder con alegría al Señor. A las 11 se celebró la Santa Misa, en el marco de jornada de ayuno y oración, pidiendo a Dios Padre para frenar la perversa y devastadora fuerza de las drogas.

              • El Padre Rector Ricardo Araya presidió la Misa. En su prédica, Araya destacó la importancia del Santuario de Reducción como lugar histórico donde ya hacia fines del año 1600 se comenzó a hacer llegar la Palabra de Dios, inicialmente con los jesuitas y posteriormente con los franciscanos.  “Estamos en un lugar donde por primera vez se predicó la Palabra de Dios. Reducción, este pueblo tan pequeño, tiene históricamente la grandeza de ser el lugar donde el evangelio de Jesús se escuchó por primera vez y desde aquí comenzó a desplegarse por toda la zona y a consolidarse en los pobladores de todo el sur”, expresó.
  • Luego se refirió a la importancia de la devoción al Señor de la Buena Muerte. Dijo que Reducción es un lugar donde acudían los fieles a pedir por una buena muerte en medio de tanta violencia. Explicó que el paso de los años llevó a engrandecer la devoción al Señor de la Buena Muerte, “a quien se acudía para pedir la gracia de que no les tocara una muerte violenta”. “Este Cristo nos pregunta hoy qué le hemos traído. Y le decimos: Señor hemos venido a traerte todo. Todo lo que tenemos, lo que deseamos, todo el pasado, todo el presente, todo el futuro. No queremos que nos quede nada de nosotros”, sostuvo.
  • En un enérgico mensaje, Araya resaltó: “Traemos hoy las intenciones de nuestros obispos para que nos libres del flagelo de la droga y del narcotráfico que tanto daño causa en nuestra sociedad. También traemos el deseo de que nuestro seminario siga creciendo como casa que forma pastores. Danos sensibilidad para la multitud, danos ganas y fuerzas para seguir a la multitud. Danos empeño, inteligencia y fuerzas para no quedarnos sólo con nosotros mismos o con pequeños grupos, sino para abrir el corazón a todos sin excluir a nadie”. “Queremos tener el corazón tuyo de la cruz, el corazón de buen pastor que sale a la búsqueda del que está más lejos, el que está perdido porque ese será siempre tu privilegiado”, dijo. “Y nos dices qué te quieres llevar: todo. Queremos llevarte entero, llevarnos tu presencia y también tu ausencia. Queremos que nos confirmes en la fe, que nos hagas verdaderos hombres de fe, de una fe que nos abra las puertas al prójimo. Queremos tener fe, ser fuertes, fieles y felices”, concluyó.
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