¡Dios nos envía! Testimonio de Nicolás Ceverellini

Soy oriundo de Villa María. De chico comencé con los Scouts y de adolescente empecé la Adolescencia Misionera de la IAM donde conocí amigas y amigos.

En ese tiempo comencé a sentirme realmente parte de la Iglesia, comencé a misionar porque tenía la necesidad de contarle a los demás lo que yo había sentido a través de mis amigos: Dios me ama.

Las misiones me dieron más amigos y amigas, pero me acercó mucho más a ese Jesús que nos espera en las lejanías de la parroquia y también en la cercanía de la Eucaristía, cuando volvía del «casa por casa» a dejar en sus manos lo que había escuchado y recibido.

Y apareció la duda de ¿por qué no ser cura y estar siempre cerca de esas dos realidades? Lo pensé mucho tiempo, ni siquiera me animaba a decírselo a nadie, pero Dios fue poniendo a personas que fueron animándome a discernirlo.

Estuve de novio durante un año, estudié dos años de Ing. electrónica, seguía en las actividades parroquiales, jugaba al fútbol y esa duda seguía presente… A través de la lectio divina y con el acompañamiento del Padre Seba, el cura de mi parroquia, buscaba una respuesta…

En el año 2018 me decidí ingresar al Seminario para seguir discerniendo, y lo siento realmente como mi casa. Es el lugar donde convivimos muchos, rezamos, estudiamos, jugamos al fútbol y tenemos la misa diaria, uno de los momentos más lindos del día.